lunes, 25 de junio de 2012

El día que no murió nadie


Título: El día en que no murió nadie
Autor: Alex Muñoz

Sinopsis:

La acción presenta un hecho paranormal: nadie ha muerto a partir de un día determinado.

Una anomalía en el cielo detectada desde un laboratorio astronómico puede ser el motivo de ello.

Los diferentes casos que el autor nos presenta serán muy clarificadores. Uno de ellos es el de un reo de muerte que se salva de su condena por este motivo. El reo, Michael Fray, será el protagonista principal, ganando importancia página a página.

Michael es este reo de muerte y personaje principal. Está muy bien pensado, pues le afecta directamente el hecho de que nadie muera, ya que iba a ser ejecutado por inyección letal.

De esta forma es involucrado en la trama. Se irán conociendo detalles importantes, como el conocimiento que éste tenía sobre proyectos secretos que pueden estar relacionados, como la posibilidad de viajar en el tiempo, y se verá en disposición de resolver a su favor el crimen por el que fue injustamente condenado.

Se crea un personaje que tiene rasgos de héroe y antihéroe. Es un outsider, un fuera de la ley, con el que el lector se identifica.


Estructura y temática:.

El empiece es in media res. Rápidamente se nos presenta la acción. Por lo tanto, el lector va a estar inmerso en una entretenida aventura desde la primera página.

El relato es muy imaginativo. El autor tiene una gran capacidad para plantear situaciones tras un hecho anormal; recrea un mundo diferente a partir de algo que no ha sucedido, y nos traslada al realismo de su ficción.

El tema del viaje en el tiempo es algo muy utilizado en la ciencia ficción, pero en este caso con el aporte de que es la “materia etérea” o espíritu el que viaja, y no el cuerpo físico. Es un alarde de imaginación brillante. Mezcla ficción con religión, creencias populares y ciencia, pues los experimentos cuentan con la problemática de que aquellas personas que se ven sometidas a los mismos se ven demasiado atraídas por la luz al final del túnel como para continuar adelante. Por ello, además aparece el tema del clásico fantasma y se da una explicación paralela a la muerte.
Se crea un juego entre mundos. El mundo físico pasado, el mundo físico actual y el mundo espiritual, intangible y paralelo a los otros, enlace entre los primeros pero aparte.

Estilo y lenguaje:

Obra que nos recuerda a la ciencia ficción más clásica, desde Ray Bradbury o Philip K. Dick hasta las películas de culto de la productora británica Hammer Films.

El lenguaje y su uso son correctos. Destacan por su claridad, por la habilidad con que su autor describe procesos complejos y la capacidad para reducir a lo esencial los hechos.

Utiliza muy bien el estilo coloquial, con unos diálogos muy trabajados y creíbles.

La obra contiene un estilo de narración tal que nos sitúa delante de la acción. El narrador se diluye en el diálogo.
A esto hay que añadir el uso del presente histórico que acerca la acción al lector sin
necesidad de narrador.

Todo ello hace que sea un libro muy visual, tiene un carácter fílmico muy importante.







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